Resultado de la huella de romanos, bereberes y cristianos, la localidad, a la que dichas civilizaciones bautizaron como Cilbula, Ben-Zulema y Caí el Chico, Zulema, Gran Zulema… hasta llegar a Grazalema, presenta una   trama urbana que, como verás,  es el resultado de la huella de unos y otros.

Asentada en la ladera de la Sierra del Endrinal y protegda por el Peñón Grande, sus casas suelen ser de dos plantas, con techos de teja y anchas paredes blancas de cal. Éstas dan vida a calles estrechas, empedradas, que vienen a desembocar en plazas en las  que se localizan las grandes joyas de su patrimonio (iglesias de La Encarnación, Aurora y San José).

Trama que viene a desembocar en la Plaza de España, centro neurálgico de la vida grazalemeña  y donde se ubica el Ayuntamiento.