La mires por donde la mires, Grazalema te quiere y te va a sorprender. Basta con asomarse al Mirador de los Peñascos para, en un abrir y cerrar de ojos, en una visual de 360 grados, deleitarnos con la riqueza paisajística, natural y patrimonial de un destino de mil y una emociones.

Atalaya privilegiada del casco histórico, nos invita a recrearnos con vistas espectaculares del Peñón Grande y del Valle del Guadalete, ese que anuncia la presencia de la Serranía de Ronda. Del mismo modo, a vista de pájaro, nos permite ‘sobrevolar’ edificios y campanarios tan sobresalientes como los de la Iglesia de San José.

Sentarse en este mirador y contemplar el atardecer mientras se van iluminando las calles y plazas de Grazalema es toda una experiencia.