Te proponemos una experiencia natural y espiritual, ya que el recorrido que nos conduce hasta esta atalaya no solo se localiza en uno de los parajes más bellos de Grazalema, la Sierra del Endrinal, sino que transita por el camino por el que en tiempos pasados tenía lugar el Via Crucis.
Observa que en distintos puntos de este camino empedrado aún existen algunos de los pedestales y plintos que fueron labrados en la piedra caliza para, en las distintas estaciones de penitencia, colocar la cruz.
Una vez arriba, a los pies del Sagrado Corazón de Jesús o Santo, te darás cuenta de que el esfuerzo, ¡no te desanimes!, ha valido la pena. El pueblo de Grazalema, el puerto de las Palomas, el Peñón Grande o el cerro del San Cristóbal son algunas de las extraordinarias vistas de las que podrás disfrutar.