Si levantas la mirada desde el pueblo, podrás divisar en ese manto de verdes y grises que dibujan la Sierra del Endrinal el campanario de uno de los templos con mayor encanto del entorno de Grazalema, la Ermita del Calvario.

Pequeña y en estado ruinoso desde que en abril del 36 fuese quemada, este templo, ‘pintado’ de verde por mil y una enredaderas, aún guarda la magia de esos tiempos en los que recibía la visita de cientos de lugareños.

Convencidos de que te atrapará, te proponemos que la visites a través del camino empedrado por el que en tiempos pasados tenía lugar el Via Crusis. A lo largo del recorrido descubrirás los restos de los pedestales y plintos en los que se depositaba la cruz y tenían lugar las distintas estaciones de penitencia.

Arriba te esperan unas vistas espectaculares del entorno y un auténtico remanso de paz, esa que desprende esta bella ermita.