Sabemos que buscas rincones mágicos. Que te emocionas cuando descubres ambientes en los que, pese al paso del tiempo, aún se adivina gran parte de la esencia de los pueblos, de su historia y sus gentes.
Lugares, como el ‘labadero’ de Grazalema, en el que, no hace mucho, las mujeres compartían jornadas interminables para dar lustre a la ropa de familias, entonces, infinitas.
Al son del tintineo de las transparentes aguas del Guadalete y jabón en mano, las grazalemeñas eran protagonistas de un ritual con una importante carga social, ya que era en el lavadero donde hablaban cuanto acontecía en la localidad.
Una huella de agua que aún hoy día permanece intacta en las dieciséis pilas que conforman el lavadero.