Pocas experiencias son equiparables a la de andar por esos caminos por los que, siglos atrás, pisaron otras civilizaciones; aquellos hombres y mujeres que, con su esfuerzo e ideas, escribieron parte importante de la historia, de la nuestra. Sensaciones, únicas, que podrás sentir en nuestra calzada medieval.
Construida con la omnipresente piedra caliza de nuestro paisaje y visible desde el balcón de los Asomaderos, fue hasta no hace mucho vía destacada de acceso a la villa y aún hoy nos ayuda a conquistarla.
Apenas medio kilómetro de historia, de huellas de piedra que, bordeando el Guadalete, nos transportan a un tiempo en el que la relación con la naturaleza, con los frutos que aportaba, era plena.
Estrecha, de pendientes acusadas y blindada por alisos, sauces, olmos y fresnos te ayudará a entender un poco más nuestro pasado.