¿Sabes que formamos parte de una de las 50 maravillas naturales del mundo, la Sierra de Cádiz? Así es y, en gran medida, se debe a la extraordinaria variedad y riqueza de nuestra flora. Manto de verdes, marrones, amarillos, lilas, rojos, naranjas… que corona la única especie que en este rincón del Sur de Europa sobrevivió a la última glaciación, el pinsapo.
Árbol majestuoso, icono de lo que somos, a cuyos pies se extienden infinitas masas de árboles que lo invaden todo y por las que resulta un auténtico placer ‘perderse’.
Alcornoques centenarios, encinas retorcidas, quejigos vigorosos, dulces algarrobos, golosos madroños y serpenteantes chopos, sauces y fresnos sujetan un territorio impregnado de aromáticas y helechos.
Un paisaje, también de narcisos, orquídeas, majuelos, cornicabras…, que envuelve a quien se adentra en él, que se disfraza con las estaciones y que transmite sensaciones difíciles de explicar.