La Oveja Merina Grazalemeña es una de nuestras despensas históricas. Sin ella, sin hacer referencia a su lana, carne y leche, no se podría explicar la historia de los grazalemeños, la de su supervivencia, entorno y desarrollo.
De ella se extrae desde hace siglos la delicada y suave lana con la que, aún hoy, se tejen las afamadas mantas de Grazalema. Si bien, no hace mucho, antes de que aflorara la industria textil del algodón, también se confeccionaba la ropa de la población.
De sus aprovechamientos, destaca la leche, fruto de un paisaje de extraordinarios pastos. Con un gran aporte de grasa y alto porcentaje de proteína, es el origen de quesos sublimes; bocados con puro sabor a Grazalema que no debes dejar de probar.
Aromas y texturas grazalemeñas que también son perceptibles en la exquisita carne de los corderos, en la que, al igual que en la leche, confluyen todos los matices que le aporta una alimentación natural en pastos y montañas.